lunes, julio 29, 2013

Elemental

Matilde: ¿Quién hace el bien y quién cría la inspiración? Busco una conclusión por medio de sentidos y no de razón.

Caballero: Me gusta el olor de los personajes con patologías psico sexuales. Golpeados. Dañados. Las almas atormentadas. Tal vez la inspiración viene de cuartos, ámbitos, colores y olores así.

No son los elementos mentales ni vanidades de mierda. Aunque la mierda como tal, no es mala. Los niños, cuando muy niños y entonces más sabios que el resto, saben que son y disfrutan ser el centro del universo, y aman todo su ser, incluyendo sus heces.

Tal vez la inspiración viene de las excusas, rico derivado de la distracción. Para otros viene de las promesas, infundadas banalidades de una superflua seudo razón.

¿El bien? Vaya. El bien, per se, sí es un elemento mental, tal como lo es su contraparte. Yo prefiero eso que está más allá y que nutre más, como los verbos, la acción y los sustantivos que estremecen. Yo prefiero la indecencia y el prurito. La carne y el dolor. El amor como placebo y la delicia del nepente. La libertad, antes que la vida, que es todo lo que veo y que me gusta ver, todo lo que me gusta oler, todo lo que me gusta devorar… y todo lo que me gusta destruir y reformar.


(66)

(Con contribución de DaDanis Versicular)

jueves, julio 25, 2013

La Matilda

-Encontré algo que bien podría ser tu casa. Es una hacienda que me quiero robar. ¿Me ayudas?




-A lo mejor. ¿Dónde queda la escena del crimen? ¿Y narraremos la crónica del suceso a dos voces?
-Todavía no lo sé. Pero puede que haya muertillo, cuchillo y morcilla :)

(67)

(Con contribución de DaDanis Versicular)

martes, julio 23, 2013

El coloquio en Karlovy Vary (El caballero de Salango – tercera parte)

El coloquio de los reyes.

Rey de su arte, excéntrico desde la piel hasta la pluma. Reina solitaria y maquinista de trenes.

Ella despierta las preguntas que generan sueños y mundos. Y dispara las ideas que transforman. Viejas costumbres y sentidos, resemantizados en él. Personificaciones interpoladas. Algo más, que es único, que es encantador, es el aporte de Matilde a su taller de redacción.

04h40. Dulce penumbra que libera. Luna llena.

Matilde: ¿qué preferirías que lleve tu nombre, una calle o una escuela?

Caballero: Por fines educativos y altruistas, digamos que una escuela. En teoría, eso significaría que habría contribuido al desarrollo de la gente, lo cual me interesa de cierta forma.

Pero es egocéntrico, rotundamente. Tal vez tanto como el hecho de que una calle lleve mi nombre.

Empero…

Si la calle está en una ciudad de soñadores, tal vez como Karlovy Vary, ciudad ‘Bohemia’ por naturaleza geográfica y favorita del Príncipe de los poetas…

(Hechizo)

…y puedo ser yo, el pasaje o callejón de amantes bohemios, eternos adolescentes, y cobijarlos bajo la penumbra, y solapar su desparpajo, sus sueños, su impudor y su ‘libertá’, prefiero ser libertador –a lo buen ‘Laliberté’-…y no colonizador de mentes…

Matilde: Hasta ahora, solo tú has podido cautivarme con tu respuesta...

A mí, por el contrario, me encantaría que una escuela lleve mi nombre. Más allá de ser un templo del saber y formador de futuras generaciones, es por la huella que deja una institución en sus pasantes. Todos somos escuela y por ella nos regimos...

A lo mejor, si de llevar mi nombre fuera, las instalaciones no deberían ser tangibles, sino puestas a la conveniencia y necesidades de sus usuarios. No es cuestión de conquistar mentes sino de inspirar sus decisiones. Sería entonces el mejor legado. ¿Qué tal Escuela Perceptiva para Niños Invisibles Matilde, situada en la calle Caballero de Salango? Una escuela donde no se educa, se inspira...

(Magnetismo lunático)

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(Con contribución de DaDanis Vesicular)

domingo, julio 14, 2013

Ánima admirable (El caballero de Salango - segunda parte)

Sí. Volvieron a verse. Luego se frecuentaron varias veces. Entonces, él pudo conocer la promesa de algo más... una joven y bohemia poetisa aún no descubierta, que cree ferozmente en que “pinceles derriban paredes”. Exclusiva. Formidable. Clásica.

La noche previa a su primer beso:

Caballero: Me hubiese encantado que vengas hoy. Quería berte. Con ‘b grande’.

Matilde: No podía salir de mi casa. Se me perdieron las llaves. Y no quiero que me ‘beas’. (Risas).

-¿Oh sí? ¿Y eso por qué? ¿Porque  tengo ojos grandes y saltones? ¿Porque tengo manos útiles y carismáticas? Y en el lugar de donde vengo no creemos en cosas como llaves ni en artificios de su sociedad de consumo. Ni en la post modernidad o la post humanidad.

-Vaya. ¿Cuál de todos es tu planeta?

-Solo somos. Y creamos. Y sentimos. Y replicamos. Y ejecutamos. Y acabamos. Y volvemos a empezar. Y logramos. Y logramos hacer sentir y acabar.

-Hacer sentir y acabar, toda una hazaña vesicular y digna de reconocimiento. ¿Creen en las piedras y palos?

-Sí, mas no en las paredes.

(Hechizo)

-Acción pura en tu planeta, entonces. Nada de divagaciones ni derivados.

-Hacer sentir y acabar es renacer y revertir procesos necesarios de revertir. Y entonces explotan en luces, a veces en lágrimas de felicidad. Le decimos “delicioso”.

-Parece una delicia. Suena como tal.

-También tú. Te he estado observando desde hace algún tiempo. Lo que ustedes llaman ‘ángeles’ son seres que envidian a personas como tú. Porque pueden sentir sin miedos. Porque no juzgan ni son hipócritas. Porque no le temen a estar vivos ni a sentir las emociones más intensas. Por eso también me pareces un ánima admirable.
En mi mundo no besamos. Nuestra forma de hacer sentir es distinta. Y me encantaría probarlo contigo. Eres la criatura idónea, cuasi mitológica pese a tu edad física. Tu edad cognoscitiva es diferente, no es concomitante a los años que tienes de vida, adelantada a tu tiempo…
Todo lo que sabes. Todo lo que eres. Todo lo que transformas. Y todo lo que permutas. Polvo que se convierte en oro. “Silentium est aureum”, como decían tus ancestros pensadores. Lo has trabajado todo desde el silencio.
Te veré en el sol, o al filo de tu astro favorito, dulce generadora de vicios, manufacturera de la droga a la que es adicto todo buen soñador.
Te mando un beso digital, hasta robarte uno que se sienta célico…

(Hechizo)

El beso a la noche siguiente... sin duda, un viaje sinigual. OST: ‘Your tiny mind’…

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 (Con contribución literaria de DaDanis Vesicular)