sábado, marzo 05, 2005

día 470

Sección social de nuevo. Derecho a los fotos ignorando los famèlicos en las calles-página 4, el nuevo alcalde-1era plana, y el futbolista europeo más cotizado cinco páginas más abajo. No la puedo encontrar. “Te busco en los cocteles, en las cenas de negocios, las fiestas de fin de año y en las reuniones de la èlite urbana” le gritan mis ojos. La busco con la misma vehemencia, con la fresca esperanza cada día de eventualmente encontrar su sonriente rostro. La busco todas las mañanas tratando de borrar así ese fragmento de mi vida hace ya tanto cuando una (poca ortodoxa) correspondencia perforó mi corazón con la noticia de que había muerto. Pero mi insana consciencia convence a mi voz de que la carta sólo existe en un mal sueño. Por ende si no es real, tampoco lo es su ausencia. Ella sólo es inexistente ante el ojo físico.Quererla, anhelar. Toda la vida...anhelarla. Cada representación, cada simbolismo, cada texto escrito y cada palabra embellecida busca dibujarla a ella, existe sólo por esbozar su ternura. Ella es la musa perfecta, una fuente inagotable de esperanza e inspiración, es una utopía: desearla, amarla, mas nunca tenerla. Es una utopía proteiforme en mis sueños, en los que ni mis instintos se rehúsan a perderla, pues en lo libèrrimo de mi yo onírico me reduzco a milímetros, “es entonces donde atraviezo las millas de tu piel. Avanzo desde tus interminables piernas, subo a tus empinadas caderas, recorro los vastos pliegues de tus manos, el angosto e infinito sendero al paraíso a lo largo de tu espalda, la simetría de tus cejas donde me escondo de tus ojos, tu nubilar boca, las megalomanías en el camino hacia tu abdomen. Correr, subir, y escalar, para finalmente entrar en ti, allá donde las curvas oscuras más allá de tu ombligo se encuentran en lo que parece ser el reconcilio de la vida y la muerte, y ser Uno contigo....para siempre”.